miércoles, 13 de agosto de 2014

ALVARADO DE MIS RECUERDOS…

· Nuestras fiestas tradicionales y sus personajes…
Por Ruperto Portela Alvarado.


Si de algo podemos presumir los alvaradeños es la alegría, el jolgorio y el jelengue que no falla en todo el año, pues el calendario tiene mucho colorido por cuanto a fiestas como el carnaval, la semana santa, las cruces de mayo, el arroz a la tumbada, las fiestas patrias de septiembre y tradicionales de octubre; el día de muertos, el 20 de noviembre, las fechas decembrinas y fin de año  que en este pueblo de “Dios y María Santísima”, son extraordinarias.
Pero hoy estamos ante una nueva versión de las Fiestas Tradicionales en honor a la Virgen del Rosario que inician el primer sábado de octubre con la mojiganga donde los niños y jóvenes salen vestidos de indios apaches; los adultos con disfraces diversos e inclusive de mujeres bellas o grotescas. Se siguen con otros eventos como las cabalgatas en que bellas alvaradeñas visten hermosos trajes tradicionales en montas de caballo.
No hay que olvidar el corral de toros --donde jóvenes temerarios retan a bravos toros-- como aquellos históricos que se instalaban en la esquina de la calle Ocampo y Guerrero que después se trasladó a la prolongación de la “Joaquín Martínez”, por el rumbo de la escuela “Parra”. En mi última participación en ese evento taurino, el corral estaba ubicado en el terreno donde hoy es “La Palapa de Mauricio”, contra esquina del restaurante “El Museo”, mejor conocido como “Chico Muñoz”.
Tampoco hay que olvidar las carreras parejeras de caballos en los carriles de la loma que hoy es la colonia Vista Hermosa, ni tampoco las veladas en los stand de diversas cervecerías donde se comen tacos o camarones hervidos, sin que puedan faltar los socorridos “camarones de los pobres” (los cacahuates) que vende “Enrique Lara Valerio”, mejor conocido como “El Palomero”.
Muchos que no conocen Alvarado dicen que somos un pueblo grosero, pero más bien seremos “pícaros” con la jiribilla a flor de piel; sinceros, hospitalarios como lo demuestran nuestros galardones de “Ilustre, Heroica y Generosa, Ciudad y Puerto de Alvarado”;  llenos de energía bullanguera que se deja ver en carnaval, en el encierro de burros y el fin de año con el cantar de “una limosna para este pobre viejo, que ha dejado hijos, que  ha dejado hijo, para el año nuevo”.
Pero en el devenir histórico alvaradeño, en estas fiestas tradicionales de la Virgen del Rosario podemos recordar a Feliciano Campos, que fue el perpetuo dirigente del Sindicato de Cargadores y Alijadores de Alvarado, pertenecientes a la CTM del vetusto líder, Fidel Velázquez Sánchez. Chano Campo, como le decían sus amigos, fue también por mucho tiempo el presidente de la Junta de Mejoras Materiales del  Ayuntamiento y encargado de los festejos de las Fiestas Tradicionales. Era una alegría para la chamacada ir a su casa a recibir el papel china de colores para pegarlos en tiras a un pantalón y camisa que semejaba el atuendo de los indios apaches que son quienes encabezan el desfile de la mojiganga.






No puede faltar en esta historia la figura “joaquínpardavesca” de Ángel Portela Chávez, a quien los alvaradeños conocieron como Angelito Portela “El Auténtico”; un hombre culto y de arraigada costumbre lugareña, cuya forma de sustento fue la matanza de puercos; a quien un reportero de “Excélsior” le entrevistó porque le habían contado que era un alvaradeño extraordinario.
Pero viene a colación el nombre del “Auténtico” porque además de ser animador en los stands de las cervecerías en carnaval y de las Fiestas de octubre, también fue de los que organizaba comparsas de a pie y a caballo con vistosos atuendos. En esas participaciones hay que anotar las caracterizaciones de gentes como, “Duerme Zócalo”, señor alto y fornido, originario de Paso Nacional, que en una comparsa vestidos de romanos, tuvo que portar un casco que pesaba más de 40 kilos y que nadie pudo con él. Recuerdo en estas lides a “Francisquillo”, un radiotécnico que vivía en la calle Galeana, el mismo Chano Campo; la autollamada “Greta Garbo”, madre de las Pitalúas y mi papá, Celedonio Portela Sánchez.
Es fantástico el mundo de los recuerdos y las personalidades que han surcado por la historia de Alvarado, porque tengo que decirlo: “si algo hay que ver y presumir en este puerto”, además de sus ríos (Blanco y Papaloapan); el majestuoso puente, su palacio, el zócalo e iglesia; su exquisita comida y la jiribilla bullanguera, es la belleza de la cosmopolita gente alvaradeña.
Viene ya otra edición del tradicional “Encierro de Burros” en el que hay que ver –como dije antes—caracterizaciones de mujeres bellas y otras grotescas, pero al fin y al cabo, como dice la canción: “mi mujer estaba, jacarandosa y mira como goza”. Recuerdo una anécdota cuando en un encierro de burros, un borracho siguió durante todo el recorrido del desfile a una belleza que escenificaba el maestro Silvio Ponce, que dicho de paso, era muy bien parecido, guapo y gallardo; blanco y de ojos verdes; o sea, una mujerona. Terminado el desfile, todos los participantes se fueron a la cantina del “Repriss” a echarse unas cervezas, cuando el aludido borrachín llegó y le plantó un beso en la boca a la bella mujer que representaba Silvio Ponce”. Lo demás fue simplemente, una madriza… RP@
Si quieres contactar, dirígete a: rupertoportela@gmail.com







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